Con Roberto S. en Oviedo

  


   Podemos decir que hace más de dos años que empezamos esta historia. Con una pandemia de por medio.



    Después de ver la oportunidad de retomar el curso (pospuesto) parecía que lo fiábamos para largo, pero la fecha llegó, y la fecha pasó. Yo mismo era bastante pesimista y solo contaba con que fuera un curso casi familiar, para los habituales e irreductibles de siempre. Ajustamos los gastos a mínimos intentando que el curso no resultase deficitario y nos dispusimos a esperar que llegase la fecha. Y por tener un plan "B" decidimos tener a mano unas pocas colchonetas por si ocurría alga rareza y teníamos que aumentar el tatami. Y resulta que  la máxima de que si algo puede salir mal va a salir mal ocurrió, pero para bien.
 
  Contra todo pronóstico -contra mi pronóstico en realidad-, el día del curso empezaron a llegar compañeros de otras comunidades y sin darnos cuenta nos encontrábamos, todos, foráneos y vecinos, ampliando el tatami que teníamos preparado... por tenerlo.

    Concluyendo. Que se vio que había ganas de volver a compartir estas experiencias, que antaño eran una parte importante la idiosincrasia  de nuestra práctica. 

Y como nosotros no hicimos ni más ni menos que en otras ocasiones; sólo queda reconocer que el mérito de lo acontecido estuvo en el poder de convocatoria del maestro Roberto Sánchez, en la capacidad que tiene para fidelizar y motivar a los practicantes, aún bajo las adversas condiciones en las que mantenemos la práctica. Y como no, a todos los que acudieron al curso, conocedores de la enseñanza de que el progreso, si va a venir, llega como la recompensa al esfuerzo.