También es verdad que nos estrenamos en un budo y no perdemos de vista la efectividad. Trabajamos en ella puliendo los movimientos y buscando la excelencia del gesto. Si nos descuidamos podemos hasta fantasear en combates victoriosos contra enemigos, bajo el caballeresco ideal de poder socorrer al débil o al indefenso dentro de escenarios de violencia. Resulta hasta una idea muy alabada si tenemos en cuenta las tramas literarias o de películas que se imponen como ideal. Pero debemos de pensar que ni las victorias ni la protección de la integridad, propia o ajena, tienen que venir asociados a escenarios de lucha y violencia.


En estos días tan excepcionales que nos han tocado vivir debido a la pandemia provocada por el #covid-19, tenemos la responsabilidad de ayudar os más vulnerables. Puede que nosotros estemos sanos, que podamos soportar la infección con indiferencia, pero a nuestro alrededor hay gente, amigos, familiares, que por diversos azares de la vida les resulte muy peligros, por enfermedad o por edad, pasar por una infección de este tipo. Y tenemos que ser conscientes de ello. Y Por esto, en estos días tan excepcionales, no tenemos que ser egoístas y tenemos que evitar a toda costa la posibilidad de ser nosotros los eslabones que ayudemos a transmitir el virus, saturando la capacidad de nuestro sistema sanitario, y poniendo con ello en un riesgo innecesario incluso a la gente que más queremos.