Con ROBERTO S. en Cudillero 2O19






     Después de disfrutar del curso también se puede saborear el poso que deja, y que llega a ser más duradero que la experiencia en si; que aunque más agotadora en lo físico, no dejando mucho espacio a lo mental, invita a redescubrir las técnicas e intentar "masticarlas y digerirlas" con toda la atención necesaria, ahora sí, para que lleguen a formar parte de nuestro repertorio corporal instintivo.


 

     También este es un buen momento para poder dar las gracias con la contundencia de un medio que perdurará en el tiempo. Ese agradecimiento tiene que recaer en la predisposición educativa de Roberto Sánchez; a Jose Conde que se echó el curso a la espalda, partiendo de cero, y lo sacó adelante hasta en los pequeños detalles; y a todos los que pudisteis acercaros y participar dándole sentido a la práctica y poniendo lo mejor de cada uno, haciendo que a pesar de los imprevistos que fueron sorprendiéndonos a la vuelta de cada esquina, el curso se saldase con una agradable sensación de la necesidad de más.