EN SARIEGOS 2014

   Al final, con las prisas, las precipitaciones y demás zarandajas que ocurren en estos casos, como creer que sabemos ir, que lo tenemos todo controlado y que nada puede ya salir mal, casi no llegamos a tiempo; y eso que el tiempo fue bueno y acompañó. A los cántabros, en el último momento les fue imposible acercarse, puede ser que influenciados por el temible kangeiko (entrenamiento de invierno) leonés, pero eso no amilano al resto de los "cantábricos". Así pues, gallegos y astures aceptamos el envite, y la verdad es que no fue para tanto, diríamos que, visto lo visto, no deja de ser una especie de leyenda urbana inventada para impresionar al resto del personal, pero no pudo con nosotros, vamos, que insistimos y para postreras ocasiones en lo de que no es para tanto, que la ausencia de calor se suple fácilmente entrenando con los viejos veteranos y nuevas promesas que allí nos reunimos repletos de ganas e ilusión.
   Tres horas que pasaron volando, literalmente, y que una vez más sirvió como preparación para la comida posterior marcar y compartir unas referencias técnicas que pueden servirnos de aliciente para motivarnos y progresar en el entrenamiento, para no caer en la rutina.


   Y además, y a nivel personal, fui, por fin, introducido en el antiguo ritual maragato por mis compañeros de fatigas, dos grandes conocedores de los secretos que allí se guardan. Lágrimas de satisfacción arrollaron por mis mejillas. Ya soy poseedor de los secretos que allí se guardan; pero no, no desvelaré nada. Puedo indicaros donde está la puerta, pero no puedo entrar por vosotros, pues de nada serviría. Sólo desde la experiencia personal se puede comprender las implicaciones que suponen el descubrimiento de esta realidad aparte.
   Mil veces gracias.