En modo más formal estamos obligados a agradecer, una vez más, la capacidad de transmisión de la que hace gala el Maestro Tomás. Didáctica nacida, supongo, de los muchos años de práctica que le abalan y, el empeño y la dedicación se se pueden sentir en estos cursos. Consigue hacer grata una práctica, que en ocasiones se llega a volver de una sufrida intensidad manejando los tiempos con precisión. El esfuerzo y el sacrifico son la parte, mínima, que se nos puede exigir. Vencer a la indolencia. De la transmisión del conocimiento de la forma ya se encarga él, pero si no tenemos preparado y abonado el campo de cultivo, no habrá forma de que el Aikido germine.
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Y basta ya de metáforas, que de ellas decía Tirano Banderas (Valle Inclán) que "la plebe en todas partes se alucina con ellas"... y a lo que todos queremos oír: que volvimos con los deberes hechos, que ya disponemos de un nuevo "shodan" en el grupo. Así que, toca felicitarlo por el grado conseguido, agradecerle la implicación con la que acometió esta larga etapa, esta primera etapa, en el largo camino del aikido y, a disfrutar del momento, que pasa volando hacia postreras metas.
¡Enhorabuena, Fidel!