Se hace raro hacer una crónica desde el otro lado del espejo, como el "encargado" de dirigir unos esfuerzos y no desilusionar unas esperanzas, unas ilusiones puestas en el pulido y aprendizaje de unas pocas técnicas. La verdad es que el desarrollo del curso fue fácil y, la culpa como suele pasar es de los amigos gallegos, que con con su implicación durante las clases (baste decir que por la mañana empezamos quince minutos antes del horario y por la tarde diez, y ¡nadie llegó tarde!) hicieron que discurriera con jovialidad y entusiasmo. Daros mis más sinceras gracias y hacerlas extensibles a Cristian y Samu que no me dejaron solo en esta aventura. Realmente me sentí como en casa.
Si queréis intentar leer un poco de crítica, más objetiva que la mía, sobre el curso, podéis leer la crónica que escribió Diego en nuestro vecino blog de Aikido Ferrol o Rocío en Aikido Noroeste, pero claro, entre amigos lo de la crítica... se hace difícil, pero eso si, tienen más fotos.
