ROBERTO S. Y ÁNGEL L.M. EN CANGAS DEL NARCEA

   Tenía mis miedos, todo hay que decirlo, de la respuesta de los aikidokas locales ante la propuesta, un poco repentina, de un curso de verano en Cangas del Narcea. Las fechas dentro de una época propensa a la indolencia y al relajo de los deberes me preocupaba un poco. No es que fuera un curso muy numeroso, teniendo en cuenta el plantel de profesores que teníamos (Roberto Sánchez 6ºdan y Ángel Luis M. 5ºdan) que de por si debería de haber proporcionado mucha más concurrencia de la que asistió, que no fue poca y que en el total de los tres días del curso, con practicantes que fueron rotando los días en que pudieron asistir sumados con los que encadenaron el curso completo, el número total no estuvo mal.
   Pero a lo que iba, que nada mas llegar a las instalaciones y encontrarme con los compañeros habituales el miedo dejó paso al disfrute del momento. Disfruté con cada explicación y cada propuesta de nuevos ejercicios, con la elegancia de los gestos, en cada detalle técnico que intentaban transmitirnos, de los compañeros, de la luz del polideportivo, del frescor... de todo.


    Y en ese todo no puedo olvidarme del grandísimo buen hacer de Jose, que coordinó -creo que con él mismo, y su familia- todo el esfuerzo del curso, mimó todos los detalles para que estuviésemos lo más a gusto posible, en todo momento y circunstancia, cuidando hasta los más nímios detalles.
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   No podríamos olvidar tampoco, para hacer justicia, -y es algo que quedará en los anales del "aikiasturismo"- la inspirada excursión, en la que casi sin esfuerzo, entre ermitas y brezo, sobre el ondulante cordal de la sierra de Pando, nos elevó hasta el Pico Cuervo para disfrutar de una confraternizada puesta de sol. Sin comentarios. Para vivirlo.