CLAUDE P. EN GIJÓN

A pesar de las molestias producidas por lo ruidoso del pabellón, como tuvo a bien positivar Claude (pero evidenciando el problema), conseguimos no dejarnos atrapar por el caótico ambiente existente y mantuvimos centrada la atención en una práctica muy técnica e intensa. El Maestro Claude Pellerin nos acompañó mostrándonos el camino, y enseñándonos a caminar -esto último puede interpretarse de una forma literal- a través de la vía del aikido, pero dejando para cada participante la responsabilidad última del descubrimiento, personal e intransferible, fruto de la implicación en la práctica.
Pasado el intenso fin de semana, nos queda un poso de nuevos detalles que permanecían ocultos a nuestra limitada percepción, ampliándonos la perspectiva; y que servirán, después de que el tiempo y la constancia en el entrenamiento consigan su asimilación por el cuerpo, que estos nuevos conocimientos pasen a formar parte de nuestro bagaje aikidoka, asentando los fundamentos que transmitiremos en la práctica diaria.