ROBERTO EN VALLADOLID

   Pudo ser un curso muy duro, uno se ponía el keikogi y ya estaba sudando. Mucho calor. Pero Roberto supo dosificar los esfuerzos, para completar las cuatro horas seguidas del sábado y llegar con buen tono hasta el final. Cansados pero vivos. Ya tenemos más detalles técnicos (sobretodo en kokyunage e iriminage) para ir asimilándolos durante las siguientes semanas de entrenamiento y subir nuestro personal listón técnico.